Aprovechando nuestro day off, que vendria a ser como el dia franco, nos hicimos un viajecito a la Península de Coromandel con nuestras compañeras de departamento.
Recorrimos unos 170 km por una ruta preciosa, entre las montañas, pero el camino fue
demasiado sinuoso para el conductor... A una hora y media de viaje, emi, con terrible dolor de cabeza y mareo pasó el timón de la coquita a ferchu para continuar otra hora y media hasta llegar a destino.
La primer parada fue en Cathedral Cove, es el lugar más paradisíaco que visitamos hasta ahora. Nos encontramos con una vista de película, dificíl de captarlo con una cámara y mucho más complicado explicarlo con palabras, pero vale la pena intentarlo. Mar verde y montañas que nacen en todos los rincones, playas exóticas de arena blanca y una tranquilidad que se respiraba en el aire.
Caminamos por unos senderos a la orilla del mar unos 25 minutos hasta llegar a la conocida Cathedral Cove, que es una especie de cueva donde atraviesa el mar, creando una excelente vista y un sonido estupendo al romper las olas.
Otra de las atracciones de la tarde fueron las Hot Waters. En el medio de una playa y por debajo la arena emergen aguas termales, donde uno se lleva una palita, se hace un agujero y se crea su propio spa. Un lugar que puede ser muy tranquilizante pero con tanta gente que la visita se pierde el clima.
Sin dudas disfrutamos mucho nuestro día libre, y tener la posibilidad de recorrer estos paisajes en tan solo un día te renueva para seguir juntando kiwis toda la semana esperando el próximo destino.
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